Santa Isabel de Hungría
Isabel fue una joven madre que aprovechó su posición para ayudar a los más pobres. Al morir su esposo, abrazó la pobreza y se dedicó a la vida religiosa. Construyó un hospital donde servía a los enfermos, convirtiéndose después de su canonización en símbolo de la caridad cristiana en muchos lugares de Europa.
“Para la Arquidiócesis de Bogotá es muy significativo tener a Santa Isabel como patrona ya que nosotros encontramos en ella un ejemplo, un testimonio de entrega y de servicio a los necesitados, cosa que la Arquidiócesis de Bogotá ha hecho a través de las diferentes obras y fundaciones con las que acompaña en distintos sectores de la ciudad”, señaló monseñor William Casas Velásquez, vicario episcopal territorial en Santa Isabel de Hungría.
Su padre era rey de Hungría y fue hermano de Santa Eduvigis. Nacida en 1207, vivió en la tierra solamente 24 años, y fue canonizada apenas cuatro años después de su muerte. La Iglesia Católica ha visto en ella un modelo admirable de donación completa de sus bienes y de su vida entera a favor de los pobres y de los enfermos.
Cuando ella sólo tenía veinte años y su hijo menor estaba recién nacido, el esposo murió luchando en las Cruzadas. La Santa estuvo a punto de sucumbir a la desesperanza, pero luego aceptó la voluntad de Dios. Renunció a propuestas que le hacían para nuevos matrimonios y decidió que el resto de su vida sería para vivir totalmente pobre y dedicarse a los más pobres. Daba de comer cada día a 900 pobres en el castillo.
Un día, después de las ceremonias, cuando ya habían quitado los manteles a los altares, la santa se arrodilló ante un altar y delante de varios religiosos hizo voto de renunciar a todos sus bienes y de vivir totalmente pobre, como San Francisco de Asís hasta el final de su vida y de dedicarse por completo a ayudar a los más pobres. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana. Cuando apenas iba a cumplir sus 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad.
Los milagros que sucedieron en su sepulcro movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte, y además, Santa Isabel de Hungría fue declarada patrona de la Arquidiócesis de Bogotá.